domingo, 25 de abril de 2010

Brasil, aniversarios y desigualdades


Brasil puede ser analizado desde muchos ángulos y perspectivas. Uno de ellos, el que lo sitúa como uno de los países de mayor crecimiento a escala mundial; otra, la que expresa que, a pesar del dinamismo y progresos recientes, existen aún múltiples desigualdades internas que corregir. Las principales ciudades brasileñas pueden ser buenos ejemplos de estas dicotomías. Brasilia es una de estas metrópolis. Algún de los indicadores más frecuentemente uasados puede dar una idea más precisa de esta dualidad: mientras en la Brasilia del progreso la renta per cápita llega a 4.972 reales, en los barrios menos adinerados no supera los 800. Recientemente, la capital ha cumplido 50 años tras nacer en un período acelerado de sólo cinco. Si bien fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987 y hoy es la ciudad brasileña con mayores índices de calidad de vida y con la renta per cápita más alta, no logra escapar a los problemas que enfrentan las otras grandes metrópolis del país. Es cierto que cincuenta años tal vez son pocos para una ciudad y menos aún para acabar con problemas que, pasando por la pobreza, permean en la debilidad institucional o la persistente corrupción en la esfera pública. Tal vez habría que verlo al revés; en cincuenta años, a pesar de estos problemas se ha logrado consolidar una ciudad que los propios brasileños califican de “milagro”. También tal vez, este calificativo sea usado a sabiendas que los mencionados problemas no tienen una solución inmediata y el punto al que se ha llegado es el ideal al que se aspira. Si los tuvieran, nuevamente tal vez, habría que acuñar nuevos calificativos…Casos como el de Brasilia, en particular, y de Brasil, en general, vuelven a plantear cuestiones que por reiterativas no pierden vigor: ¿existen fórmulas para conjugar el crecimiento sin aumentar las desigualdades? ¿cuáles son?

Un abrazo,

Oscar.

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