martes, 1 de marzo de 2011

La transformación del "mundo árabe" desde América Latina


Los acontecimientos que están teniendo lugar durante las últimas semanas en países como Túnez, Egipto o Líbia, entre otros están alimentando el debate sobre diversos aspectos que, sin riesgo de cometer graves errores, se consideran clave para los procesos de desarrollo y democratización. Asimismo, este mismo debate se está viendo enriquecido por diversas contribuciones académicas, aunque no exclusivamente, que tratan de ofrecer explicaciones no sólo sobre las causas de lo que está sucediendo en este momento sino también sobre los escenarios y perspectivas de futuro que se dibujan en aquellos países que, últimamente, están ocupando la mayor parte de portadas dentro de los medios impresos así como un porcentaje significativo de tiempo dentro de aquellos propiamente audiovisuales.
Dentro de las mencionadas contribuciones consideradas propiamente no académicas merece la pena destacar un artículo aparecido en el Periódico El País titulado “La revolución árabe y la izquierda latinoamericana” de Joaquín Villalobos; al margen de recomendar la lectura de dicho material, resulta interesante rescatar algunas de las ideas que se mencionan en el texto:
• Los sucesos que están teniendo lugar en el ámbito geográfico que el autor identifica como “mundo árabe” no lo predijo nadie y dominaba la idea de que la democracia era un valor occidental, culturalmente incompatible con la cultura árabe. Pero el proceso de movilización que está teniendo lugar parece demostrar lo contrario.

• En este sentido, las aspiraciones por llegar a un estadio de “democracia” están demostrando ser valores cada vez más universales. También en el momento en que los ciudadanos alcanzan un mayor nivel de educación, la crítica, el disenso y la diversidad de pensamiento se multiplican inevitablemente.

• Así, cuando el número de ciudadanos con conciencia crítica aumenta sustancialmente se debilita la posibilidad de gobernar a partir del caudillismo, las dinastías familiares o las verdades únicas del dogmatismo político.

• La democracia y los derechos humanos no son solo un asunto ético sino también una “tecnología de gobierno”, en palabras de Villalobos, que permite mantener cohesionada a la sociedad en medio de las diferencias y la natural diversidad que la compone. Obviamente, esto es posible en la medida en que proliferan las clases sociales que entienden que la tolerancia entre contrarios es fundamental para la convivencia pacifica.

• Cabe tener en cuenta que una sociedad polarizada en extremo y con divisiones profundas entre sus habitantes reduce sus posibilidades de desarrollo. Por ello, la exclusión social que deriva en exclusión política es un asunto vital de resolver.

Partiendo de estas ideas, el texto subraya que, de la misma manera que América Latina no era viable sin la inclusión de las izquierdas, el mundo árabe no lo será sin la tolerancia hacia los islamistas hasta lograr su moderación. Cuando la sociedad se mantiene cohesionada puede utilizar todas sus capacidades y esto da lugar a una relación directa entre democracia y desarrollo.

Algunos de los ejemplos que menciona el texto son bastante ilustrativos: el empobrecimiento institucional y económico de Cuba tras 50 años de revolución, contrasta con el desarrollo social, educativo, económico e institucional de Costa Rica, Chile o Uruguay (tres de los países con mayor vigencia y cultura democrática del continente). La actual situación de gran violencia, profunda crisis social, extrema pobreza y riesgo de ser estados fallidos de Haití, Guatemala, El Salvador y Honduras son el resultado de haber vivido las dictaduras más represivas y prolongadas del continente. Asimismo, los riesgos autoritarios y la extrema polarización que viven países como Bolivia, Venezuela y Ecuador son, en buena parte, resultado de procesos que condujeron a una porción significativa de la población a la exclusión social y política

El texto concluye afirmando que la clave del desarrollo está en la interacción dialéctica entre diversidad, diferencias, pesos, contrapesos y alternancias; también de aciertos y errores. Tal vez y en mi opinión, algunos de los procesos de éxito que ha experimentado América Latina durante las últimas décadas – a pesar de los muchos problemas que aún quedan por resolver – pueden ser un referente para aquellos países que actualmente experimentan procesos de transición como los que tuvieron lugar en la región hace ya más de tres décadas. Es cierto que problemas como la pobreza, la desigualdad, la insatisfacción con la democracia (causa y efectos unos de otros) aún persisten pero también puede ser cierto que uno de los mayores avances es apreciar que, progresivamente y a pesar de la insatisfacción, democracia y desarrollo van aparejados en los imaginarios de la ciudadanía y que, a pesar de las reticencias de algunos sectores, la convivencia dentro de la diversidad propia de la región (como de tantas otras) es parte de los triunfos presentes como de su sostenibilidad en el futuro.

Pueden encontrar el artículo completo en el siguiente link:

http://www.elpais.com/articulo/internacional/revolucion/arabe/izquierda/latinoamericana/elpepuint/20110222elpepuint_33/Tes

Un abrazo,

Oscar.

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