lunes, 25 de mayo de 2009

Armas en la región...


Tradicionalmente, América Latina no ha sido considerada como una región violenta. Eso no supone que sea una región sin conflictos, al contrario; hay varios y de naturaleza diversa. Hace unos años, a excepción de Colombia, Latinoamérica no se caracterizaba por ser una región “violenta” en lo que a uso de armas en conflicto se refiere – es necesario aclarar que este tipo de violencia sí ha estado presente en diversos países de la región en ciertas etapas; asimismo, también es necesario aclarar que, en comparación a otras regiones del planeta, el número de conflictos armados (no podría decirse lo mismo de su intensidad y menos aún de los efectos en los países que los han contemplado) ha sido menor.

Sin embargo, a pesar de que propiamente no puede hablarse de un conflicto armado (nuevamente a excepción del de Colombia) propiamente localizado en un determinado espacio geográfico, podría hablarse de una creciente diseminación de la violencia armada en toda la región durante los últimos años. Algunos datos apuntan a la consolidación de este fenómeno: más de 140.000 personas mueren tiroteadas cada año en América Latina, según el Banco Mundial. El origen de la violencia responde a factores diversos (siempre en la base los problemas de pobreza y desigualdad que azotan a todos y cada uno de los países de la región) pero esta violencia se ve favorecida por otros factores como es la progresiva entrada de armamento ilegal.


Este hecho, en buena parte, propicia que varios países tengan un índice de crímenes por cada 100.000 habitantes más que alarmante: Brasil, 28; Colombia, 65; El Salvador, 45; Guatemala, 50; Venezuela, 35. Y, al mismo tiempo, la violencia también tiene un efecto más que importante sobre la economía de la región: el coste se estima en un 14,2% del PIB regional según el informe Crimen y Violencia en el Desarrollo elaborado por el Banco Mundial.

Zonas como Iquitos (Perú) y la frontera entre los países andinos y Brasil, el golfo de Urabá (que une Colombia y Panamá), el triple límite entre Paraguay, Brasil y Argentina, son algunos de los principales puntos de contrabando en la región. Paralelamente, Centroamérica y, en especial Guatemala y Nicaragua, han adquirido en los últimos años especial relevancia como puerta de entrada de los cargamentos armamentísticos. Un hecho comprensible si se tiene en cuenta que el tráfico ilícito de armas está cada vez más estrechamente ligado al narcotráfico, un problema que afecta de manera especial a algunos países de la región pero que ha dejado de ser ya una cuestión focalizada o exclusiva…así como en alguno de los posts anteriores ya se ha hecho referencia a esta circunstancia, seguiremos hablando de ello…por hoy, se exponen los datos no como imagen estática del problema sino como toma de conciencia y con la esperanza de que el dinamismo no equivalga a crecimiento…

Un abrazo,

Oscar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario